Otra vez nos ataca y subestima el Sr. Montenegro

The End, vuelvo a trabajar

Norberto Costa
Elizabeth

Está claro que no se puede dialogar con quienes -como ustedes- se arrogan ser los pequeños censores de la Nación, y los investigadores sin título de las ONGs y de los movimientos sociales que no responden al decálogo Costiano.

Hubiera sido interesante que además de tomarse el trabajo de entrecomillarme también hubiesen entendido lo que leian.

Ratifico todo lo que dije en cada oportunidad, volvería a hacerlo hoy. Critiqué a la Asociación Argentina de Ecología (de la cual fui en algún momento su presidente) porque recibió fondos de Barrick. También critiqué duramente la reunión organizada en La Falda porque fue auspiciada parcialmente por las empresas mineras. Y critiqué en su momento a Avina por el origen de sus fondos, y continuaré haciéndolo.

Lo que mencionan sobre mis posiciones -que son públicas y ratifico- no tienen nada que ver con la caza de brujas que ustedes han iniciado.

Siendo muy francos, no tienen estatura para criticar a quienes en uso de su libertad académica se reúnen con las mega mineras, o reciben apórtes de Avina o de UICN. En particular cuando las personas e instituciones difamadas han hecho seguramente más que ustedes por el ambiente y la salud de muchas personas, y en contextos que ustedes sin duda ignoran. Porque esto es lo que ustedes hicieron. Difamar a Antonio Brailovsky (que es un buen amigo), a Alberto Kattan (que fue un leal enemigo) y a la FARN (una ONG que trabaja y mucho, aunque yo acuerde o no con sus ideas).

Me preocupa que estén más preocupadas por los pares que hicieron mucho, con sus aciertos y errores, que por los verdaderos enemigos, a los cuales se combate con rigor técnico, acciones judiciales, movilización y buen trabajo mediático.

Cuesta creer el tiempo que han hecho perder a mucha gente con sus improvisaciones y caza de brujas. Este debate no tiene sentido desde el momento que la pavada sigue siendo el motor, y la falta de rigor y responsabilidad el método.

La distancia es clara. Están los que manejan un teclado, fumando desesperadamente delante de los monitores, saltando de página en página Web, y quienes se juegan en el terreno, investigando, midiendo, protestando y mediando, y siendo útiles a la gente que sufre y a la sociedad.

Es más importante ayudar a proteger nuestros bosques (incluidos los de Santiago del Estero), la salud de la gente de Bouwer o el derecho de la gente de Brandsen a no tener un transformador, que sostener indefinidamente debates estériles con los Pequeños Censores Impolutos de la Nación.

Al final del día están quienes hablan y escriben con forma de panfleto, y quienes hacen y aciertan o se equivocan por hacer.

Quedense con el teclado, Google y la difamación. Yo me quedo con las luchas de las que participamos, con el respeto que siento por ambientalistas y organizaciones que hacen mucho (aunque no piensen como yo), con mis errores, y con mi capacidad para tratar de enmendarlos.

Un abrazo pese a todo,

Raul.