Informe de La Voz de la Tierra – Edición febrero 2007
De las 25 minas examinadas, afirman que el 76 % contaminó el agua subterránea o el agua superficial con bastante severidad. Al menos 13 de aquellas minas sobrepasaron los estándares de calidad del agua subterránea. Los contaminantes incluyeron metales pesados, arsénico, sulfatos y cianuro. Nueve de las minas estudiadas desarrollan drenaje ácido hasta la actualidad.
Un informe culpa al uso de un modelo defectuoso como causa del fracaso de los controles de la contaminación del agua por la actividad minera en los Estados Unidos.
Una investigación preparada para Washington D.C. por la organización no gubernamental ambiental EARTHWORKS, afirma que las predicciones defectuosas de calidad de agua, y los fracasos en la mitigación y los controles son los responsables actuales de la contaminación del agua relacionada con la minería metálica.
El objetivo de los estudios, hechos por el ingeniero de minas Jim Kuipers de Butte, Montana y la doctora en geoquímica Ann Maest de Boulder, Colorado, era examinar la historia y la exactitud de las predicciones de calidad del agua en declaraciones de impacto ambientales para las principales minas estadounidenses de metales.
Ellos sugirieron que las predicciones de calidad de agua fallan por dos motivos generales: la ciencia de la predicción de calidad del agua es imperfecta; y a su vez, la ciencia de predicción de calidad de agua es imperfectamente aplicada en sitios mineros.
EARTHWORKS sostiene que el modelo de predicción de calidad sólo puede alcanzar su potencial en un sitio minero particular si el mismo es correctamente caracterizado en su hidrología y geoquímica. Maest y Kuipers advirtieron que los modelos que vienen siendo usados por los organismos de control y las consultoras mineras pueden ser incorrectos.
En su investigación, Kuipers y Maest notaron "un fracaso al comparar predicciones hechas antes de que las minas sean autorizadas con los resultados actuales." Ellos sugirieron que formar modelos creíbles "requiere que la predicción sea probada y luego, que los modelos sean adaptaros basándose en esos resultados.
Este procedimiento se corta cuando se trata de la predicción del impacto en la calidad de agua para los permisos mineros."
Kuipers y Maest también determinaron "que los impactos adversos en la calidad del agua son comunes en los yacimientos, y muy a menudo son causados por el fracaso en la mitigación." Recomendaron que se emprenda un estudio más a fondo de la eficacia de las medidas de mitigación en la calidad del agua.
Si esta situación no es mejorada, afirma EARTHWORKS, seguirán creciendo los impactos ambientales y financieros de las medidas de mitigación inadecuadas basadas en modelos defectuosos.
La investigación también identificó a qué se refieren Kuipers y Maest como "factores de riesgo inherentes que pueden conducir a impactos de calidad del agua." Ellos sugirieron que "las minas cercanas a recursos de agua con potencial drenaje ácido alto o contaminación por lixiviado, necesitan atención especial en términos de mitigación y caracterización."
Para el estudio fueron definidas "minas principales" aquellas que poseen un área que excede los 100 acres (40,5 hectáreas) y un movimiento financiero más de 250,000 dólares; o que tienen un movimiento financiero de 1 millón de dólares sin tener en cuenta la superficie; o teniendo una historia de producción mayor que 100,000 onzas de oro, 100 millones de libras de cobre o el equivalente de valor monetario en otro metal. Los investigadores encontraron que 183 minas estadounidenses poseen los criterios sobre un margen de tiempo de 30 años. De aquellos, el 45 % está todavía en operación.
Sólo una de las minas principales, Pogo, en Alaska, es nueva y está en construcción.
Los autores inicialmente examinaron 104 declaraciones de impactos ambientales y evaluaciones ambientales para 71 minas principales de metales que extraen oro, plata, cobre, platino, molibdeno, plomo y zinc en 10 estados mineros. De ellas, un subconjunto representativo de 25 minas fue seleccionado para evaluar predicciones de calidad de agua como estudios de caso.
De las 25 minas, Kuipers y Maest afirmaron que el 76 % contaminó el agua subterránea o el agua superficial con bastante severidad excediendo los estándares federales de calidad del agua. Al menos 13 de aquellas minas sobrepasaron los estándares de calidad del agua subterránea. De las 19 minas que exceden estos estándares, los contaminantes que traspasaron los límites incluyeron metales pesados, arsénico, sulfatos y cianuro. Nueve de las minas estudiadas desarrollan drenaje ácido hasta la actualidad.
Entre sus recomendaciones para mejorar futuras predicciones de calidad del agua, Kuipers y Maest sugirieron que se requiriera que los reguladores examinen las predicciones pasadas de otras minas para los permisos a nuevas minas. Ellos también recomiendan que los organismos reguladores "debieran requerir la mejor información sobre el sitio, antes, durante y después de las operaciones."
EARTHWORKS recomienda que deben ser cambiados los procedimientos para seleccionar a asesores para evitar el conflicto potencial del interés. "Las agencias gubernamentales deberían seleccionar con independencia y contratar a los asesores para conducir los estudios. Esto limitará la capacidad de un defensor de la minería para influir en el resultado de las predicciones."
Finalmente, EARTHWORKS y los investigadores sugirieron que "muchas agencias estatales y federales no tienen suficiente financiamiento para emplear técnicos expertos que proporcionen un análisis apropiado en el proceso de otorgamiento de permisos.
El aumento de la financiación debería ser incorporada en los presupuestos de los organismos estatales para asegurar que la excelencia técnica esté disponible para la revisión de permisos."
Los informes han sido presentados en las cinco más importantes conferencias del sector minero.
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